Herminio Almendros is the author of Oros Viejos avg rating, 36 ratings, 2 reviews, published , Habia Una Vez avg rating, 24 ratings, 3 r. Jiosmar rated it it was amazing Apr 15, Raroshnaw rated it it was amazing Aug 26, Want to Read saving…. Please combine 2 10 Nov 18, Maraw rated it liked it Aug 25, This herjinio is not yet featured on Listopia.
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Vamos de prisa a darle la noticia. Pero el camino es largo; vamos por el atajo. Pollito Pito y sus amigos contestaron: —Zorra Cachorra, no te hagas la buena; sabemos que el atajo lleva a tu cueva. Zorra Cachorra, no somos bobos; vamos a ver al rey, pero vamos solos.
Y los seis salieron volando. Y volando y volando llegaron al palacio del rey. Al llegar a su casa vio a su mujer en un palacio, sentada en un trono de oro y rodeada de servidores y de nobles de la corte. Tienes que ir, porque yo soy la reina y te lo mando. Al llegar a su casa, el buen hombre vio a su mujer con una corona de cerca de dos metros de alto en la cabeza. Ya soy emperatriz. El sol sale sin mi permiso, y eso no me gusta. Ve a decirle a tu amigo que quiero mandar en el sol y en la luna.
Nadie en la casa lo vio. Pero todos escuchamos al sapito: glo Pero todos escuchamos cuando llueve: glo. No quiero tratos con peces que hablan. Anda, vuelve y dile al pez que deseamos una buena casa. La mujer estaba vestida como una gran dama. Haz lo que te digo y no seas perezoso. Ella no quiere vivir en nuestra choza y desea una casita de campo. Vuelve a tu casa —dijo el pez. Una tarde los chivitos no quisieron irse a dormir. A los chivitos les molestaba tanto el ruido, que dejaron de pacer.
Prepara la olla grande, que esta noche tendremos una sabrosa cena. Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. La zorra giraba y giraba. La cola zumbaba y zumbaba. La cola, la cola, la cola pelada, silba que te zumba, zumba que te baila. Por el camino, la Gallinita Rabona lloraba de miedo dentro del saco, pero tuvo una idea feliz. Y hubo un gran banquete. Y vivieron siempre felices.
El burro enfermo A mi burro, a mi burro. Pero el perro dijo: —No quiero. Pero el palo dijo: —No quiero. Pero el fuego dijo: —No quiero. Vinieron los criados y los reyes a los gritos de auxilio de la pobre viejecita. Fue a recibirla el rey y la condujo a la sala donde reposaba la princesa y lloraba la reina. Personas, animales, todos se quedaban dormidos en el mismo sitio donde estaban, para no despertar hasta que la princesa despertara.
Y se sent al lado del nio, llora que te llora. En esto pas una zorra: Por qu lloras, conejo? Lloro porque el nio se ha puesto a llorar porque sus chivitos no quieren andar, y si tarda, su padre lo va a castigar. Pero los chivitos porfiados siguieron paciendo sin moverse, y la zorra dijo: Yo tambin me pondr a llorar.
Y se sent junto al conejo, llorando sin consuelo. Entonces pas un lobo: Zorra, por qu ests llorando? Lloro porque llora el conejo, y el conejo llora, porque el nio se ha puesto a llorar porque los chivitos no quieren andar, y si tarda, su padre lo va a castigar. Pero los chivitos se quedaron tan tranquilos, que el lobo dijo: Yo tambin me pondr a llorar. Y se sent junto a la zorra, hecho un mar de lgrimas.
Poco despus pas por all una abejita: Por qu lloras, lobo? Lloro porque llora la zorra, y la zorra llora porque llora el conejo, y el conejo llora, porque el nio se ha puesto a llorar porque los chivitos no quieren andar, y si tarda, su padre lo va a castigar.
Ja, ja, ja! Cmo una abeja tan chiquita va a poder ms que todos nosotros? Pero la abejita vol hasta donde estaban paciendo los chivitos y se puso a zumbar: Zzz, zzz, zzz! A los chivitos les molestaba tanto el ruido, que dejaron de pacer. La abejita se pos entonces en la oreja del chivito ms grande y zzz! Detrs de l echaron a correr los dems chivitos y no pararon hasta llegar al corral.
Tanto corran, que el muchacho apenas pudo alcanzarlos. Y el conejo, la zorra y el lobo se quedaron all mirndose, con la boca abierta. Mi perro Yo tengo un perrito que se llama Tom, y aunque es chiquitito es muy comiln. Corre, salta y juega conmigo a la par, y nadie le pega ni le ha de pegar Yo tengo un perrito chato y gordinfln, y aunque no es bonito es muy juguetn.
Hambriento y sin ropa, pap lo encontr. Es desde aquel da mi perrito Tom la gran alegra de mi corazn. Al otro lado de la montaa viva una zorra vieja y mala, que se crea muy lista. Viva con su madre en una cueva oscura, que las dos zorras haban cavado entre las rocas y bajo las races de los rboles. Todas las maanas al levantarse, deca la zorra: Esa Gallinita Rabona debe de estar muy sabrosa.
Y todo el da se lo pasaba pensando en cmo podra cazarla. Por la noche se dorma y soaba que se coma a la hermosa Gallinita Rabona. Una maana se levant muy temprano, cogi un gran saco y le dijo a su madre: Hoy voy a traer a la Gallinita Rabona.
Prepara la olla grande, que esta noche tendremos una sabrosa cena. Andando, andando, lleg a la casa de la Gallinita Rabona, pero la gallina haba ido por lea y estaba la casa sola.
Entr la zorra por la ventana y se escondi debajo de la cama, pero se le vea el hocico negro. Se quiso esconder debajo de la mesa, pero se le vea la cola larga y pelona. Por fin se escondi detrs de la puerta. Cuando volvi la Gallinita Rabona, abri la puerta y se encontr con la zorra. Ay, mi madre, qu susto! Dej caer los palitos de lea que traa y, de un salto, se encaram en una de las vigas del techo. No, no bajar hasta que te vayas. Que no bajas? Ahora vers. Y la zorra empez a dar vueltas de prisa, de prisa, como si fuese un trompo.
La zorra giraba y giraba. La cola zumbaba y zumbaba. La cola, la cola sucia y despeinada, el hocico negro, los dientes de ncar, las patas bailando arremolinadas. La cola, la cola, la cola pelada, silba que te zumba, zumba que te baila. Pobre Gallinita Rabona! De ver a la zorra se mare y cay al suelo aturdida. La zorra la meti en el saco y se fue corriendo, muy contenta, con su saco al hombro.
Por el camino, la Gallinita Rabona lloraba de miedo dentro del saco, pero tuvo una idea feliz. Busc unas tijeritas que llevaba en el bolsillo, abri con mucho cuidado un agujero en el saco y sali por all. Despus meti una piedra grande para que la zorra no se diera cuenta de que no estaba.
La gallinita volvi corriendo a su casa y la zorra sigui su camino. Cuando lleg a la cueva, mam zorra la esperaba a la puerta. Est la olla preparada? S, ya est hirviendo el agua respondi la madre. Pues destpala, que all voy. Se acerc a la olla, desat el saco y dej caer la piedra. Qu susto! Salt el agua hirviendo y les cay encima a mam zorra y a la hija. Y las dos tuvieron que estar en cama muchos das para curarse las quemaduras, y se les cay el pelo, que daba lstima.
Desde entonces ya no pens ms la zorra en cazar a la Gallinita Rabona. Que llueva! Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que s, que no! Que llueva a chaparrn! Nana La seora Luna le pidi al naranjo un vestido verde y un velillo blanco.
La seora Luna se quiere casar con un pajarito de plata y coral. Durmete, Natacha, e irs a la boda peinada de moo y en traje de cola. No se vea el castillo; solo de lejos se divisaban las altas torres que protegan a la princesa y a toda su corte dormida.
Al cabo de cien aos, el hijo del rey que entonces reinaba, y que era de otra familia que la de la princesa dormida, pas cazando por los alrededores del castillo. Pregunt qu torres eran aquellas que se vean desde lejos rodeadas del espeso bosque, y las gentes le contaban historias diferentes.
Un viejo campesino le dijo: Hace ms de cincuenta aos o contar a mi padre que una princesa muy bella est all dormida esperando al prncipe que ha de despertarla para casarse con ella. Al or esto, el joven prncipe se dijo: Yo soy quien ha de despertarla. Y comenz a avanzar por el bosque.
A su paso se separaban las ramas y los rboles para dejarlo pasar. Las personas que lo acompaaban no podan seguirlo, porque tras l se cerraban otra vez las ramas y los rboles. Al final de una larga alameda vio el castillo, y sigui avanzando sin miedo, porque era un prncipe valiente. Cuando lleg al castillo vio un espectculo sorprendente. No se oa ni un ruido, y por todos sitios haba hombres y animales inmviles, como muertos. Fue observndolos bien y se dio cuenta de que no estaban muertos; todos estaban tranquilamente dormidos.
Atraves un patio de mrmol, subi por una ancha escalera, atraves puertas guardadas por soldados dormidos, pas por entre criados, seores y damas de la corte dormidos, unos de pie y otros sentados, como los dej la varita mgica del hada, y lleg a un hermoso saln dorado. All, tendida en el lecho bordado de plata y oro, vio a la ms bella princesa que jams haba visto. La princesa estaba tan joven, tan fresca y bella como sus padres la dejaron all haca cien aos.
Aproximse el prncipe tembloroso de emocin, se arrodill junto al lecho y tom entre sus manos la mano de la princesa. Y entonces abri los ojos la bella dormida y dijo: Eres t, prncipe mo? Cunto tiempo te he estado esperando! El prncipe se senta conmovido y feliz. Desde el momento en que la princesa abri los ojos, todos los que en el castillo dorman se despertaron tambin. Cuando todo en el castillo volvi a estar arreglado y en orden, y cuando el prncipe y la princesa se hubieron contado sus vidas, se casaron.
Y hubo un gran banquete. Puede uno imaginar con qu apetito comeran aquellas gentes que no haban comido ni bebido nada desde haca cien aos. El prncipe lleg a ser rey a la muerte de su padre, y la princesa fue la reina. Y vivieron siempre felices. A mi burro, a mi burro. A mi burro, a mi burro le duele la garganta; el mdico le ha puesto una corbata blanca.
A mi burro, a mi burro le duelen las orejas; el mdico le ha puesto una gorrita negra. A mi burro, a mi burro le duelen las pezuas; el mdico le ha puesto emplasto de lechugas. A mi burro, a mi burro le duele el corazn; el mdico le ha dado jarabe de limn. El gallo de boda Pues, seor, este era un gallo que iba muy limpio y elegante a la boda de su to Perico. Por el camino se encontr un montn de basura y se apart para no ensuciarse. Pero en medio del basurero vio un grano de maz.
El gallo se detuvo y pens: Si no pico pierdo el granito, y si pico, me mancho el pico y no podr ir a la boda de mi to Perico. Qu hago? Pico o no pico? Perro, muerde a la oveja que no quiere comerse la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico. Pero el perro dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al palo: Palo, pgale al perro, que no quiere morder a la oveja, que no quiere comerse la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico.
Pero el palo dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al fuego: Fuego, quema el palo, que no quiere pegarle al perro, que no quiere morder a la oveja, que no quiere comerse la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico.
Pero el fuego dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al agua: Agua, apaga el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere pegarle al perro, que no quiere morder a la oveja, que no quiere comerse la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico.
Pero el agua dijo: No quiero. Entonces el gallo mir a su amigo el sol: Sol, seca el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere pegarle al perro, que no quiere morder a la oveja, que no quiere comerse la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico. Y el sol dijo: La anciana le ofreci el huso y, al instante, la joven se hiri la mano y cay como muerta.
Vinieron los criados y los reyes a los gritos de auxilio de la pobre viejecita. Todos corran, echaban agua a la cara de la princesa, le frotaban las sienes con vinagre, todo fue en vano. El rey record lo que haban anunciado las hadas y pens que no haba remedio. Entonces hizo llevar a la princesa a la habitacin ms hermosa del castillo y la acostaron all en una cama bordada de plata y oro.
La princesa estaba muy bella; las mejillas conservaban su color rosado, los labios continuaban rojos; tena cerrados los ojos, pero se la oa respirar dulcemente.
El hada buena que le haba salvado la vida a la princesa anunciando que dormira durante cien aos, estaba entonces a mil leguas del castillo, pero fue avisada enseguida por un enanillo que posea botas de siete leguas. Parti inmediatamente el hada y al cabo de una hora llegaba al castillo en un carro de fuego tirado por dragones. Fue a recibirla el rey y la condujo a la sala donde reposaba la princesa y lloraba la reina. Pens el hada que cuando la princesa se despertara al cabo de cien aos se encontrara muy sola y desamparada en un castillo tan grande y apartado.
Y entonces, sin decir nada a nadie recorri todas las habitaciones, todos los salones, las cocinas, las casas de los criados y jardineros, las cuadrasy por donde pasaba tocaba con su varita mgica todo lo que encontraba. Personas, animales, todos se quedaban dormidos en el mismo sitio donde estaban, para no despertar hasta que la princesa despertara.
As, cuando un da abriera los ojos la princesa, se encontrara rodeada de sus criadas y pajes, de sus guardianes, de todos los cocineros y criados dispuestos a servirla y a continuar la vida que quedaba as suspendida durante cien aos.
El rey y la reina abrazaron por ltima vez a su hija y salieron llorando del castillo. El hada hizo entonces crecer alrededor rboles pequeos y rboles grandsimos, y las.
Al fin pic, y se ensuci el pico. Entonces fue a pedirle a la yerba: Yerba, lmpiame el pico, que no podr ir a la boda de mi to Perico. Pero la yerba dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle a la oveja: Oveja, cmete la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda de mi to Perico. Pero la oveja dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al perro:. Ahora mismo. Entonces el agua dijo: No, perdn, que yo apagar el fuego.
Y el fuego dijo: No, perdn, que yo quemar el palo. Y el palo dijo: No, perdn, que yo le pegar al perro. Y el perro dijo: No, perdn, que yo morder a la oveja. Y la oveja dijo: No, perdn, que yo me comer la yerba. Y la yerba dijo: No, perdn, que yo le limpiar el pico.
Y se lo limpi. Entonces el gallo dio las gracias a su amigo el sol con un largo quiquiriqu. Y ech a correr para llegar a tiempo a la boda, y alcanzar algo de los dulces y el vino de la fiesta. Cmo es que Ratn Prez resucita y deja de llorar Cucarachita La pobre cucarachita Martina estaba tan triste, que se sent a llorar a la puerta de su casa. En eso pas un pajarito y le dijo: Cucarachita Martina, por qu lloras? La cucarachita contest suspirando: Porque el ratn Prez se cay en la olla por la golosina de la cebolla.
Pues yo, como pajarito, me cortar el piquito. March el pajarito y, al verlo, una paloma le pregunt: Pajarito, por qu te cortaste el piquito? Porque el ratn Prez se cay en la olla por la golosina de la cebolla, y la cucarachita suspira y llora. Pues yo, como paloma, me cortar la cola. La paloma fue a beber a una fuente y esta le pregunt: Paloma, por qu te cortaste la cola? Porque el pajarito se cort el piquito; porque el ratn Prez se cay en la olla por la golosina de la cebolla, y la cucarachita suspira y llora.
Pues yo, como fuente, secar mi corriente. Mariquita, la criada del rey, fue por agua a la fuente y, al ver que estaba seca, le pregunt: Fuente, por qu has secado tu corriente? Porque la paloma se cort la cola; porque el pajarito se cort el piquito; Cenicienta, que era tan buena como linda, perdon a su madrastra lo mal que la haba tratado, y perdon tambin a sus dos hermanas, a las que cas con dos grandes seores de la corte.
El lagarto est llorando El lagarto est llorando. La lagarta est llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. Ay, su anillito de plomo! Ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pjaros. El sol, capitn redondo, lleva un chaleco de raso.
Mirdlos qu viejos son! Qu viejos son los lagartos! Ay, cmo lloran y lloran; ay, ay, cmo estn llorando! Palomita en la playa A la orilla del mar canta una paloma; dulcemente canta, tristemente llora, dulcemente canta la blanca paloma; se van los pichones y la dejan sola. La bella durmiente Haba una vez un rey y una reina que tuvieron una hija.
Y se pusieron tan contentos, que hicieron la mayor fiesta que se conoca. A la fiesta fueron invitadas todas las hadas que se pudo encontrar en el pas, para que fueran madrinas de la nia, y en total fueron invitadas siete hadas.
Cuando todos los convidados se disponan a sentarse a la mesa en el gran festn que se daba en honor de las hadas, vino tambin a sentarse una vieja hada a la que no se haba invitado y que estaba por eso muy furiosa.
Esta vieja gruona es capaz de hacerle algn dao a nuestra ahijada cuando llegue el momento de regalarle nuestros dones. Tengo que vigilarla para deshacer el mal que pueda hacerle y se escondi detrs de unas cortinas, cerca de la cuna de la princesa. Las hadas fueron pasando al lado de la cuna para hacerle cada una su regalo a la nia. La ms joven de las hadas dijo: La princesa ser la ms bella de todas las princesas. Otra hada dijo: Ser la ms inteligente.
La tercera dijo: Sabr danzar como ninguna. La cuarta dijo: Cantar mejor que los ruiseores. La quinta dijo: Ninguna como ella ser tan fina y graciosa. La sexta, que era la mejor de las hadas, dijo: Ninguna como ella ser tan buena para todo el mundo.
Lleg entonces el turno a la vieja hada descontenta, que dijo: S, tendr todas esas cualidades, pero un da se pinchar la mano con un huso y morir. Al or esta prediccin, el rey y la reina se echaron a llorar desconsolados.
Pero entonces sali el hada que estaba escondida detrs de la cortina y dijo: No se aflijan ustedes, buenos reyes; la princesa no morir como ha dicho el hada, sino que se quedar dormida por cien aos, hasta que llegue un prncipe a despertarla.
Para evitar que se cumpliera lo que el hada haba anunciado, el rey prohibi a todo el mundo en su reino el empleo del huso para hilar y mand que se destruyeran todos los husos que se encontraran.
Pasaron quince aos y el rey y la reina fueron a pasar una temporada a uno de sus castillos del campo. La joven princesa suba y bajaba, recorriendo todas las habitaciones del castillo, y un da subi a lo alto de un torren y encontr all un cuartico escondido. Dentro haba una viejecita que hilaba en su rueca. Qu hace usted ah, buena mujer? Estoy hilando esta lana de un corderillo blanco contest la anciana, que no conoca a la hija del rey. Ah, qu bonito! Cmo da vueltas! Quiere dejarme que pruebe yo a ver si lo s hacer?
La calabaza se convirti al momento en una lujosa carroza dorada. Los ratones se cambiaron en seis hermosos caballos grises.
Y los seis lagartos se volvieron lacayos con casacas verdes y sombreros colorados. El hada le dijo a Cenicienta: Qu te parece? No ests contenta con todo esto para ir al baile? S, madrina, pero no podr ir con estos vestidos tan viejos.
El hada la toc con su varita, y al punto los vestidos se volvieron lujosos trajes de seda con adornos de oro y piedras preciosas. Los pies de Cenicienta brillaban con unos lindos zapaticos de cristal. As adornada, subi a la carroza para ir al baile al tiempo que el hada le deca: No te quedes en el palacio hasta despus de las doce de la noche.
Si te quedas all un minuto ms, la carroza volver a ser otra vez una calabaza, y los caballos ratones, y el cochero una rata, y los lacayos lagartos, y estars vestida con los vestidos viejos. Cenicienta prometi que saldra del baile antes de la media noche, y se fue contenta y feliz.
Le anunciaron al hijo del rey que acababa de llegar una gran princesa desconocida, y l mismo fue a recibirla y la condujo al saln cogida de la mano. Al entrar, todo el mundo dej de bailar; se hizo un gran silencio y todos miraban a Cenicienta y decan: Qu hermosa princesa!
El prncipe la invit a bailar y ella bail con tanta gracia que causaba admiracin. Cenicienta se diverta mucho, pero cuando oy que daban las doce menos cuarto, hizo una reverencia para saludar a todos y sali rpidamente.
Cuando lleg a su casa le dio las gracias al hada y le pidi que le permitiera volver al baile la noche siguiente, pues el hijo del rey le haba rogado que volviera. Al da siguiente volvi Cenicienta al baile, ms adornada y bella que la primera vez. El hijo del rey la acompa bailando toda la noche, y Cenicienta se diverta tanto, que olvid la recomendacin del hada, de manera que oy sonar las campanadas de la media noche creyendo que solo eran las once. Cuando se dio cuenta sali rpidamente, corriendo por las escaleras del palacio.
El prncipe la sigui, pero no pudo alcanzarla. En las anchas escaleras recogi un zapato de cristal que Cenicienta haba perdido al bajar. Lleg Cenicienta a su casa, sofocada, sin carroza, sin lacayos y con sus viejos vestidos.
Slo le quedaba uno de sus lindos zapaticos de cristal. Unos das despus, el hijo del rey anunci que se casara con la joven a quien le viniera bien un zapato de cristal que l tena. Es claro, todas las princesas y duquesas y damas de la corte quisieron probarse el zapato, pero a ninguna le vena bien. Las hermanas de Cenicienta hicieron tambin grandes esfuerzos por ponrselo, pero nada.
Cenicienta, que las estaba mirando, dijo: Djenme probar a m. Las hermanas se echaron a rer y se burlaron de ella, pero el noble de palacio que llevaba el zapato para probarlo, encontr tan bonita a Cenicienta, que quiso hacer la prueba con ella. El zapato le vena perfectamente justo. Grande fue la sorpresa de las dos hermanas, pero fue mayor todava cuando vieron que Cenicienta sacaba de su bolsillo el otro zapatico de cristal para su otro pie.
En este momento se apareci su hada madrina, toc con su varita mgica el vestido de Cenicienta y lo convirti en otro muy hermoso. Adornada de aquella manera, llevaron a Cenicienta al palacio. El prncipe la encontr. Pues yo como Mariquita, voy a romper mi jarrita.
Cuando volvi al palacio, le pregunt la reina: Por qu rompiste la jarra, Mariquita? Porque la fuente sec la corriente; porque la paloma se cort la cola; porque el pajarito se cort el piquito; porque el ratn Prez se cay en la olla por la golosina de la cebolla, y la cucarachita suspira y llora.
Pues yo, como soy reina, me quitar esta toca y me pondr otra negra. Entonces el rey le pregunt a la reina: Por qu te has puesto una toca negra? Porque Mariquita rompi la jarrita; porque la fuente sec la corriente; porque la paloma se cort la cola; porque el pajarito se cort el piquito; porque el ratn Prez se cay en la olla por la golosina de la cebolla, y la cucarachita suspira y llora. Pues yo, como soy rey, me quito la corona y echar a correr. Corriendo y volando lleg el rey a casa del mdico de palacio y le dijo: Doctor, hay que salvar al ratoncito Prez.
El mdico cogi su maletn y en un minuto lleg a casa de la cucarachita Martina. Detrs de l iban el rey y la reina, Mariquita, la paloma y el pajarito. Entre todos sacaron al ratn Prez de la olla, lo acostaron y le dieron un cocimiento de espinacas y unas pldoras de vitaminas que recet el doctor. Al poco rato el ratoncito Prez abri los ojos, estornud y se sent en la cama. Cuando la cucarachita Martina vio que su ratoncito estaba sano y salvo, corri a la cocina y se puso a hacer engrudo para pegar el piquito del pajarito, la cola de la paloma y la jarra de Mariquita.
La reina, muy contenta, fue a cambiarse la toca negra por una colorada. El rey recogi su corona y se la coloc muy derecha en la cabeza. Y la fuente empez a echar agua y a cantar: Este cuento entr por un callejn dorado y sali por otro plateado. Pero el tuyo, mi nio, no est empezado. Los nmeros 1 El uno es un lunarcito que adorna el blanco papel. El uno es como la Luna, una sola nada ms sola, solita en la noche.
Qu miedo debe tener! Ya lo conozco: mis dos ojitos son. Dos son mis piececitos y mis orejitas, dos. Please combine 2 10 Nov 18, Refresh and try again. Preview — Oros Viejos by Herminio Almendros. This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website.
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